La Comisión Europea
publicó el 19 de octubre la Estrategia de Ampliación 2021 y los informes por
países elaborados para todos los países candidatos y candidatos potenciales,
incluida Turquía. Lamentablemente, en un periodo en el que Turquía se esfuerza
por desarrollar una agenda política positiva y vitalizar el diálogo de alto
nivel con la UE, se ha publicado un informe que ignora las obligaciones de la
UE hacia la Turquía candidata y muestra una vez más un doble rasero.

No aceptamos las
afirmaciones infundadas y las críticas injustas, en particular sobre los criterios
políticos y el capítulo sobre el poder judicial y los derechos fundamentales.
Rechazamos las evaluaciones injustas y desproporcionadas de la UE, que no ha
eliminado los obstáculos políticos del capítulo 23 (Poder Judicial y Derechos
Fundamentales) y del capítulo 24 (Justicia, Libertad y Seguridad), en relación
con nuestro sistema gubernamental y político, los derechos fundamentales,
determinadas sentencias judiciales/decisiones administrativas, así como nuestra
lucha contra el terrorismo. Las cuestiones que son controvertidas incluso para
los Estados miembros no pueden evaluarse sin tener en cuenta las condiciones
específicas de Turquía. De hecho, ignorar los retos a los que se enfrenta
Turquía y las amenazas que suponen organizaciones terroristas como el
PKK/PYD/YPG, FETÖ y DAESH, no sirve más que para satisfacer a los círculos
radicales anti-UE y anti-turcos en Europa.

A pesar de los llamamientos de Turquía para que se
actualice la Declaración Turquía-UE del 18 de marzo en todos sus aspectos, la
UE sólo menciona el aspecto migratorio de la Declaración y elogia a Turquía
mientras no se refiere a sus propias obligaciones. La voluntad de la UE de
mantener relaciones de "toma y daca" a diario con Turquía sólo en los
ámbitos de sus propios intereses es inaceptable.

Es un nuevo ejemplo de
la postura incoherente de la UE indicar que nuestra alineación con las
políticas de la UE en materia de política exterior, desarrollo regional,
seguridad, defensa y cuestiones sectoriales ha disminuido y han surgido conflictos
de intereses, mientras que ha estado bloqueando los actuales mecanismos de
diálogo y cooperación de alto nivel con Turquía -un país candidato- en estas
áreas críticas.

También rechazamos la
inclusión de argumentos griegos y grecochipriotas incoherentes y sesgados en el
Informe, como en años anteriores, en relación con las cuestiones del
Mediterráneo Oriental, el Egeo y Chipre, que en realidad no son competencia de
la UE. Aunque Turquía ha puesto de su parte en cuanto a desescalar la situación
e iniciar el diálogo y la cooperación, lamentamos ver la insistencia de la UE
en no reconocer los derechos de Turquía y de los turcochipriotas. Este enfoque
sesgado e injusto de la UE no contribuye a la solución del problema, sino que
provoca frecuentes tensiones entre Turquía y la UE y debilita la pretensión de
la UE de ser una potencia regional y mundial.

Turquía se congratula
de que el informe señale que la reactivación económica ha alcanzado los niveles
anteriores a la crisis gracias a las medidas adoptadas en respuesta a la
pandemia del COVID-19 y que la recuperación económica aún continúa, al tiempo
que destaca el avanzado nivel de desarrollo de la economía de Turquía. Sin
embargo, en este periodo extraordinario, en el que muchos países han tomado
medidas de política monetaria y fiscal para eliminar los efectos económicos
negativos de la pandemia del COVID-19 y en el que la intervención del Estado en
la economía ha aumentado en general, es difícil entender las críticas de la UE
a determinadas políticas aplicadas por Turquía en cuanto a los criterios de
funcionamiento de la economía de mercado. La UE, que ha retrasado incluso la
modernización de la Unión Aduanera politizando el proceso a pesar de las
exigencias de nuestros tiempos y condiciones, no tiene derecho a recordar a
Turquía sus obligaciones.

El Informe
confirma que Turquía ha alcanzado, en general, un buen nivel de alineación en
20 capítulos y ha logrado avances en varios niveles en 20 capítulos durante el
año pasado. Esto demuestra la determinación de Turquía de continuar la
adaptación al acervo de la UE a pesar de los obstáculos políticos a los que se
enfrenta. A este respecto, el Instrumento de Ayuda de Preadhesión (IAP) es
innegablemente significativo y el Informe, que confirma la mejora de la
capacidad de absorción de Turquía, debería haber sido también más alentador en
lo que respecta a un aumento de los fondos del IAP para Turquía.

Turquía mantiene
firmemente su compromiso estratégico con la adhesión a la UE. El ejemplo más
concreto en este sentido son los pasos decisivos que hemos dado en el marco de
la Estrategia de Reforma Judicial, el Plan de Acción de Derechos Humanos y el
Plan de Acción Nacional para la Adhesión a la UE, así como la Agenda Verde
Europea, incluida la ratificación del Acuerdo Climático de París.

Sería beneficioso para
todos que la UE, teniendo en cuenta nuestros intereses comunes, considerara a
Turquía como un país candidato a la negociación y no como un socio con el que
mantener relaciones de "toma y daca" en el día a día y actuara en
consecuencia de acuerdo con el principio de pactasunt servanda.