Las conclusiones adoptadas ayer (15 de julio) por el Consejo de Asuntos Exteriores de la UE no afectarán de ninguna manera a la determinación de Turquía de proseguir sus actividades hidrocarburíferas en el Mediterráneo oriental.

Estas conclusiones demuestran lo prejuiciada y sesgada que es la Unión Europea con respecto a Chipre, ya que no hace ninguna referencia a los turcochipriotas, quienes tienen los mismos derechos sobre los recursos naturales de la isla, haciendo caso omiso de su existencia en Chipre.

Estas conclusiones son los últimos ejemplos de cómo el dúo grecochipriota-griego abusa de su pertenencia a la UE en aras de sus posiciones maximalistas y asimismo, de cómo otros países de la UE desempeñan un papel decisivo en este sentido.

Tal como lo hemos recalcado en repetidas ocasiones en el pasado, nuestras actividades relacionadas con los hidrocarburos en el Mediterráneo oriental tienen dos dimensiones: la protección de nuestros derechos sobre nuestra plataforma continental y la protección de la igualdad de derechos de los turcochipriotas, quienes son los copropietarios de la isla, sobre los recursos hidrocarburíferos de la isla.

En la primera dimensión, Turquía no puede iniciar conversaciones con la administración grecochipriota para delimitar las zonas de jurisdicción marítima antes de que se resuelva la cuestión de Chipre, porque la denominada República de Chipre no es un verdadero Estado a los ojos de Turquía y de la República Turca de Chipre del Norte (RTNC), ya que no representa a los turcochipriotas desde 1963. La República de Chipre, que se fundó sobre la base de la igualdad política de los turcochipriotas y de los grecochipriotas, dejó de existir en 1963. La razón por la cual la cuestión chipriota sigue sin resolverse hasta hoy es que los grecochipriotas no han aceptado la igualdad política de los turcochipriotas desde 1963. El interlocutor de la administración grecochipriota es la RTNC, no Turquía. La UE no puede comprender y contribuir de forma constructiva a la cuestión de Chipre, a menos que reconozca estos hechos y considere a los turcochipriotas, no como una minoría, sino como los copropietarios de la isla.

En cuanto a la segunda dimensión, la solución sólo es posible si se garantizan los derechos de los turcochipriotas. En este contexto, la amplia propuesta de cooperación de los turcochipriotas, sometida el 13 de julio de 2019, que también cuenta con el pleno apoyo de nuestro país, es una importante oportunidad para encontrar una solución.

La preferencia de la UE por tomar decisiones contra Turquía, en lugar de aprovechar esta oportunidad y animar a las dos partes a que se reúnan en la isla con respecto a los recursos de hidrocarburos, es un comportamiento ineficaz, irrealista y poco constructivo.

Nuestro país seguirá protegiendo con determinación tanto sus propios derechos como los de los turcochipriotas, e impulsará aún más sus actividades con ese fin. La UE, que no ha cumplido sus promesas hacia los turcochipriotas desde el 26 de abril de 2004, no tiene nada que decirnos al respecto.

También es revelador observar que estas decisiones fueron adoptadas en un día muy importante para el pueblo turco, el tercer aniversario del atroz intento de golpe de Estado del 15 de julio.